En 1929, Salvador Dalí se unió a los artistas del movimiento surrealista en París, compartiendo su creencia en la importancia del subconsciente y la libertad de la imaginación. Posteriormente, a principios de la década de 1930, Dalí fue pionero en lo que él llamó el "método crítico paranoico" de la pintura: su respuesta inspirada a hacer que las imágenes irracionales de la imaginación y los sueños parezcan muy reales. No pretendía ilustrar sueños específicos, sino que buscaba inculcar en su arte su sentido distorsionado de los objetos, el tiempo y el espacio. El título de este trabajo es casi una advertencia en contra de intentar explicar racionalmente su imagen: "El Simulacro transparente (una apariencia de algo) de la Imagen Feigned (no real) (una reproducción de algo o una imagen en el mente "). Dalí a menudo incorporaba imágenes dobles o múltiples en sus composiciones, donde un objeto puede aparecer simultáneamente como algo completamente distinto. "El simulacro transparente de la imagen fingida", por ejemplo, presenta una mesa en la que descansa una servilleta y un plato de comida que también puede ser visto como un paisaje en el que el tazón se convierte en una bahía y el contenido parece ser montañas lejanas. La cabeza flotando en el lado derecho del trabajo es la de la esposa de Dalí, Gala, a quien a menudo se refiere como su musa inspiradora. Muchas de sus obras, incluida ésta, están firmadas con sus dos nombres.