Muy emparentada con el estilo de las obras que Peñalosa realiza en la Catedral de Astorga, se encuentra ésta, que aúna la devoción por el Santo Rosario con la de los Santos Mártires de Córdoba. Así, su estilo se va haciendo menos duro a la vez que se alejaba del intento de emular las musculaturas miguelangelescas y las abigarradas composiciones que practicaba Céspedes, su maestro.