Cuadro de gran tamaño que ha sufrido diversas vicisitudes y no está en buen estado de conservación. La Virgen aparece en lo alto de un trono de nubes; el Niño se ha desprendido de su regazo y se arroja por los aires a los brazos del santo que, de rodillas, abre los brazos para recibirle. A su lado un compañero, el Padre Lobo, lleva las alforjas del santo limosnero.