Muchos de los motivos de Motherwell fueron recurrentes a lo largo de su carrera artística. A menudo se replanteaba sentimientos y expresiones anteriores, alterándolos y añadiéndoles nuevas dimensiones, como ocurrió en El viaje: diez años después (The Voyage: Ten Years After) de 1961. En el primer «viaje» de grandes dimensiones de 1949, Motherwell pone de manifiesto el interés que siempre había sentido por la naturaleza de la pintura mural. Por aquel entonces utilizaba en gran medida un vocabulario formal derivado del Cubismo Sintético. El artista explicó que aquel viaje hacía referencia al famoso poema de Baudelaire, El viaje, cuyo último verso declara de manera triunfal la intención del poeta de llegar al fondo de lo ignoto para encontrar lo nuevo[1]. Volviendo a este tema, El viaje: diez años después revela, con su enorme movimiento, la actitud mucho más compleja de Motherwell con respecto a la naturaleza de esa experiencia de búsqueda. Nada es tan fijo, tan seguro, como esas formas cubistas de la pintura anterior. Aunque este cuadro todavía presenta el pronunciado planteamiento horizontal, los espacios son más vastos y están delineados menos concretamente. El espectador puede escudriñar esos espacios en expansión y se ve obligado, por la grandeza y la extensión a lo largo del eje horizontal, a introducirse en varios ambientes muy diferentes. En este cuadro Motherwell utiliza una técnica que acababa de descubrir, la de salpicar y tirar la pintura con total libertad, permitiendo que el papel del azar, siempre presente en su pensamiento, adquiriera mayor protagonismo.
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