La escena describe un pasaje del Evangelio de San Juan. En un suntuoso interior arquitectónico de raigambre clásica, sentados en unas mesas, se encuentran Jesús y la Virgen María, acompañados por otros comensales invitados a una boda. Jesús, ante la falta de vino, pide a los celebrantes que llenen varias tinajas de agua, y cuando son vertidas, quedan convertidas en vino, obrándose el milagro.
En dos planos cercanos al espectador, con interesantísimo juego de contraluces, se ve a dos personajes, ricamente vestidos, que están atendiendo la petición de Jesús. Llaman poderosamente la atención los juegos lumínicos y el potente rojo de la túnica del Señor.