Uno de los artistas que, a escala local, más tempranamente destacaron entre los que, a partir de 1870, se formaron en la Escuela de Bellas Artes de Córdoba junto a Rafael Romero Barros, fue, precísamente, su hijo Rafael, artista al que sorprendió la muerte cuando comenzaba a coronar una carrera cargada de éxitos.
Pensionado en 1889 por la Diputación de Córdoba para cursar estudios en la Academia Española en Roma, pudo recibir ya una formación fundamentada en la cultura del romanticismo, relacionada con la pintura de historia, la concepción plenairista del paisaje y la temática social, como podría también evidenciarlo esta obra, a manera de estudio previo para retrato, que pudiera haber sido realizado durante sus años de estancia en Roma, donde se sabe que destacó sobremanera en el campo del dibujo del natural.