Esta obra de gran interés se corresponde con la trayectoria artística desarrollada por Aguayo en su "etapa zaragozana". Esta fase artística se caracteriza por la aplicación de los postulados de la abstracción a través de la influencia de la obra de Paul Klee.
Tras una fase de transición y convivencia entre los nuevos postulados de la abstracción y la pervivencia de referencias figurativas de carácter expresionista y surrealista (1948-1949), en el año 1950 Fermín Aguayo se zambuye por completo en la abstracción y la construcción pictórica. Se trata de lienzos construidos a partir de líneas negras que compartimentan el espacio pictórico, lleno de contrastes cromáticos. "Tortilla Flatt" es un claro ejemplo de esta etapa.