El traje cotidiano de la mujer del Cesár del siglo XIX y parte del XX se compuso de una falda amplia realizada en algodón y adornada con boleros y encajes, una blusa o chambra de talle largo con arandelas y un pañolón que se colocaba en la cabeza.
El uso de pañolones en territorio nacional se relaciona con tradiciones árabes y españolas. En la Nueva Granada, la manta fue muy popular y se confeccionaba con diferentes calidades y telas, de acuerdo con el poder adquisitivo de su portadora.