Extraído de un inmenso roble de 300 años arrancado por una tormenta, este gran contenedor de madea toma sus líneas de diseño de las formas, las fisuras y las fracturas del árbol original. Mientras el cuidadoso grabado de las grietas paralelas de filigrana evidencia la intervención del artista en la superficie, el tratamiento de la arcilla, la tierra y el polvo de la piedra combinan con los taninos naturales de la madera para dar a los objetos un acabado orgánico perfecto. Plagado de imperfecciones naturales, rinde un eterno tributo a la historia de un árbol caído. Ernst Gamperl, se graduó como ebanista y una vez superado el periodo de prácticas, Gamperl completo su formación con un máster en torneado de madera. Desde sus estudios en Alemania e Italiase ha labrado un distinguido hueco en el mundo de la ebanistería y su trabajo ha proliferado por toda Europa, Asia y América gracias a su forma única de entender la madera.