España fue uno de los primeros países en aprovechar las técnicas de conservación en la industria vegetal. El origen de la primera fábrica de conservas vegetales, instalada en La Rioja, va unido al nombre de la familia Trevijano. Corría el año 1860, y entre los socios capitalistas se encontraban el marqués de La Habana, el de Murrieta y el general Espartero. Los Trevijano, ya independizados, se situaron durante décadas a la cabeza del sector.