Exponentes de la fuerza política y económica que la Corona de Castilla comenzaba a adquirir en Europa, las piezas de 50, 20 y 10 excelentes son los múltiplos mayores de las acuñaciones en oro de los Reyes Católicos. No estaban destinados a circular como monedas sino a servir de piezas de representación, regalos en ocasiones solemnes.
Acuñadas en Sevilla y Segovia, estas excepcionales monedas pertenecen al sistema castellano instaurado en 1497. La unión dinástica de Castilla y Aragón, consecuencia del matrimonio de Isabel y Fernando, supuso el inicio de un proceso largo y complejo que culminaría, tiempo después, con la transformación de los reinos medievales en un Estado único. Las distintas reformas monetarias ocupan un lugar importante en su programa modernizador.
Las nuevas monedas responden a una necesidad económica, pero su tipología es un auténtico vehículo de propaganda. Así, en los excelentes, Isabel y Fernando se muestran en pareja, símbolo de unión y concordia entre las dos Coronas, junto a las armas de todos sus reinos,