López Mezquita realiza en 1922 este cuadro, considerado como uno de los mejores retratos de la pintura española de principio de siglo por haber logrado un perfil psicológico sobrecogedor.La escena ha sido definida acertadamente como “la crepuscular consunción de dos solteras en la calma olvidada de una casa burguesa”.Retrata a dos señoras en un interior burgués apenas perceptible. Pero más allá y con un poco de observación pronto se descubre la personalidad y el drama de ambas: dos mujeres resignadas a su condición de soltería que han encontrado en el hogar el refugio perfecto y sosegado para su soledad, parecen consolarse mutuamente. Entenderemos mejor este mensaje si tenemos en cuenta que, en esta época, la soltería estaba considerada socialmente como un fracaso para la mujer.La atmósfera sosegada que preside el cuadro, no oculta este drama personal. Todo ello acentuado por las tonalidades grisáceas que dominan en esta pintura, que a través de logradas veladuras y de grandes manchas de blanco configuran un ambiente frío de extraordinaria calma.
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