Como miembro de Los Disidentes, Otero contribuyó al manifiesto inaugural del grupo, escrito en 1950. Los artistas directamente rechazaban lo que percibían ser una visión anacrónica de la producción artística y proponían, en su lugar, una visión de cara a un nuevo futuro:
“Vamos contra lo que nos parece regresivo o estacionario, contra lo que tiene una falsa función. […] "NO" a los falsos Salones de Arte Oficial. "NO" a ese anacrónico archivo de anacronismos que se llama Museo de Bellas Artes. "NO" a la Escuela de Artes Plásticas y sus promociones de falsos impresionistas. "NO" a las exposiciones de mercaderes nacionales y extranjeros que se cuentan por cientos cada año en el Museo”.
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