La artista donó a la colección del MUSA esta obra a raíz de su exposición Fragmentos de un entorno, realizada en 2005. Centrada en el tema del ambiente desértico presta su atención a un grupo de elementos inorgánicos erosionados por el tiempo. Los tonos ocres y grises del fondo acentúan la idea de un medio árido sobre el que resalta el dibujo meticuloso de las rocas.