A lo largo de más de seis décadas de producción, la naturaleza se mantuvo como un elemento central de la obra de Frans Krajcberg, tanto en la utilización de materiales orgánicos y en la preferencia por técnicas artesanales, como en el registro fotográfico de paisajes y en la constante denuncia de la destrucción causada en el planeta por el hombre. Luego de radicarse en el Brasil en 1948, escapando de la persecución nazi, Krajcberg regresó a Europa a fines de la década siguiente y realizó diversos viajes a la isla española de Ibiza, donde solía vivir aislado en una gruta. Allí inició una serie de trabajos en papel japonés pintado para captar la textura de las piedras. Su intervención creativa sobre la naturaleza no busca la imposición de un proyecto racional, sino un diálogo sensible con las formas, las texturas y los colores desarrollados independientemente de la voluntad humana. "Sin título" es un ejemplo de ese procedimiento, que procura expresar la energía que nace de la materia en ebullición o desintegración. La obra formó parte de uno de los hitos de la carrera internacional de Krajcberg: fue expuesta en la XXXII Bienal de Venecia, en 1964, donde el artista obtuvo el Premio Ciudad de Venecia.