En Sin título (Celosía II), Iglesias utiliza una forma extraída de su patrimonio cultural —un enrejado semejante a los que se veían en los confesionarios de las iglesias católicas—, tal vez para sugerir que el sentimiento epónimo, el de los celos, es pecaminoso. Como ha señalado Nancy Princenthal, el título español Celosía designa un enrejado que se pone en una ventana y al mismo tiempo hace alusión a los celos. Como la función de las celosías es tamizar la entrada de la luz, el título sugiere la limitada percepción que se tiene cuando la persona es presa de tan irracional estado. Al permitir sólo una visión filtrada de su interior, la cámara de Iglesias funciona al mismo tiempo como barrera provocadora y como estructura evidentemente protectora. Como ante otras muchas obras suyas, se incita al espectador a preguntarse cómo se ven las cosas desde el interior.
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