Aureli Ruiz (1959) es un artista que, tras pasar por la Escola d’Art de Tarragona, se ha hecho a sí mismo, con esfuerzo, dedicación y voluntad. La obra de este artista tiene tanto de método como de sensibilidad, en un equilibrio donde el procedimiento define y dibuja unas formas morfológicas, oníricas y ultraplásticas. Desde el soporte, amianto, hasta el resultado definitivo, el cuadro se convierte en un objeto plano donde se disponen el acrílico y el pegamento, deponiéndose lentamente hasta constituir una nueva superficie textural y pictórica, que preserva la riqueza del soporte. Según el artista “la obra siempre debe transmitir, tiene un artefacto programado que ni siquiera el artista conoce, y que al cabo de un tiempo se enciende. Cuando estás contento de una obra es porque hay algo que trasciende.” 25.º premio Tapiró de pintura, Biennal d’Art 1985