Ambientada en un paisajismo de concepto costumbrista, la obra presenta lo que, en su momento, era la fachada principal de la ciudad -por cuyo borde transcurría el llamado Camino Real- de la que el artista tomaría apuntes que luego completaría en su estudio, añadiendo elementos exóticos, fruto de su romántica imaginación. Se basa en otros grabados de la época, pero a diferencia de ellos, Bossuet ha modificado varios elementos acentuando el carácter exótico y las dimensiones de los edificios.