Obra de uno de los grandes maestros de la pintura novohispana, la Virgen de la Balvanera recrea la historia de una escultura atribuida a San Lucas que los discípulos de San Pedro llevaron a Navarra y que permaneció milagrosamente oculta al interior de un roble tras la invasión de los moros a España. La Virgen se aparece a dos ermitaños: Domingo y Nuño, revelando el sitio en que había estado oculta, junto a un manantial y una colmena de abejas. La leyenda narra que, al llegar al sitio, el roble se abrió en un nicho y en su interior se encontraba la efigie, sentada en un trono formado por cuatro águilas.