Para satisfacer la demanda de esculturas realizadas en marfil, los artistas de la eboraria usaron impresos europeos que servían como referencias visuales a los artistas asiáticos, quienes reinterpretaron las imágenes occidentales desde sus propios códigos visuales y culturales, tal como se puede apreciar en este par de obras.
La escultura de la Virgen con el Niño recuerda a las esculturas de tradición medieval, las cuales representan a María con el Niño en brazos y arqueando su silueta gracias a un movimiento de cadera. Esta composición fue adaptada a la forma natural del colmillo de elefante en que fue esculpida. Por su parte, la escultura de San José para que pertenecía a un conjunto de la Sagrada Familia, o bien, a una representación de la huida a Egipto, ya que viste como peregrino.
Imágenes como estas se podían apreciar en el nacimiento, o Belén, que las familias novohispanas colocaban para conmemorar las fiestas de navidad. En los palacios más ricos de Nueva España existía un salón llamado “asistencia”, donde se recibía a las personas de confianza, se jugaba a los naipes o a las damas chinas, se bordaba, se hacían lecturas piadosas, se rezaba el rosario y donde se colocaba el suntuoso nacimiento de marfil.
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