Si bien la Virgen de Veciana todavía responde al modelo iconográfico tradicional de las vírgenes del siglo XII, nos hallamos ante una escultura que incorpora ya los nuevos aires del estilo italobizantino introducido en Cataluña a principios del siglo XIII. Este nuevo estilo de raíces más humanistas se observa en el hecho de que la Virgen ya no tiene al Niño situado justo en medio del regazo, sino que se ha desplazado sobre su rodilla iniciando una relación de carácter más maternal para con su hijo. Curiosamente el Niño está sentado encima de la rodilla derecha, igual que en la escultura de la Virgen de Santa Fe de Segarra expuesta en la misma sala, enfrente de ésta, y contrariamente a lo que es más habitual en las imágenes románicas catalanas de esta época. La Virgen está coronada y lleva un manto de color azul de tradición clásica que le cubre uno de los hombros. El hecho de que no presente los rasgos característicos y propios de los talleres de La Seu d'Urgell o de Vic hace suponer que podría tratarse de una escultura realizada en los talleres de Barcelona en el segundo cuarto del siglo XIII.