Se trata de un boceto preparatorio para uno de los relieves que rodean el cuerpo de los púlpitos de la Catedral de Córdoba y que fueron ejecutados para la aprobación previa del Cabildo antes de su traslado definitivo a madera de caoba.
En esta escena, Jesucristo, con la cabeza baja, extiende su mano sobre un centurión romano arrodillado con una mano en tierra y la otra sobre el pecho. Por la derecha, sobresale un soldado sosteniendo a un caballo en escorzo, mientras por la zona trasera destaca un segundo soldado a caballo y diversos personajes, que pudieran ser los apóstoles, agrupados en torno a Cristo.