En el siglo XIX en México, con la herencia del pensamiento ilustrado, los artistas pintaron catedrales, parroquias, calles y plazas. Su afán era destacar ciertos lugares de interés de la urbe. Entre los más representados figuran la Plaza Mayor -actualmente el Zócalo- y su Catedral, en la Ciudad de México, la Villa de Guadalupe y el Canal de la Viga.
Esta obra responde al interés de artistas en representar las vistas de la ciudad, como una forma de orgullo nacional. El artista destaca a la heterogénea sociedad mexicana que era fuente de curiosidad para los extranjeros y buscaron en representaciones gráficas como pinturas y estampas, poder conocer a la nueva nación independiente.