En 2000, Navarro fue invitado por la Bienal de Venecia a participar en una exposición celebrada en la Fundación Giorgio Cini en paralelo a la séptima Exposición Internacional de Arquitectura, para la que instaló Ciudad muralla, iniciada unos cinco años antes. Aunque ya era una obra de grandes dimensiones, pues para cuando se expuso en Venecia ya comprendía unas 1.000 piezas, Navarro ampliaría posteriormente la instalación a más de 4.000 elementos, su tamaño actual. Ciudad muralla puede ocupar un espacio de unos 500 metros cuadrados (sus dimensiones laterales varían según el emplazamiento) y sus torres se elevan 4,5 metros. Aunque en esta y otras Ciudades de Navarro no se representan habitantes, hay una presencia humana implícita. La instalación no sólo invita al espectador a recorrer físicamente el espacio real y, al mismo tiempo, verse mentalmente proyectado en éste a una escala imaginaria, sino que, según el artista, "la ciudad es como un cuerpo y tiene discursos de las arterias, el elemento horizontal; en el caso de los elementos verticales están los muros, las torres. [...] El cuerpo humano utiliza arterias, venas, fluidos, corazón, centro, casco. Cuando tú defines una ciudad estás definiendo un cuerpo".