Este aguamanil fue realizado en Barcelona a finales del siglo XVII o principios del siglo XVIII. El aguamanil se utilizaba para conservar el agua fría o caliente, para lavar los platos o para lavarse las manos antes y después de las comidas. Siempre iba acompañado del lavamanos y por ello, se le puede considerar un precursor del lavabo.
Los lavamanos más antiguos son los de metal -cobre o latón- o de barro barnizado.
Esta pieza es una obra única. Presenta la misma forma de balaustre que los aguamaniles de alfarería, dos asas curvas en la parte superior y molduras en el centro del receptáculo. La decoración vegetal aparece dispuesta en franjas superpuestas, de las que destaca la del cuello, formada por grandes tulipanes y crisantemos en negativo. En el resto del objeto, los árboles y las ramas de inspiración oriental están distribuidos asimétricamente, enmarcando las arquitecturas rurales y configurando el paisaje con figuras de cazadores y músicos.