Burbuja blanca (White Bubble, 2013/17) está basada en uno de los elementos que conformaba Hiperhorizonte de eventos, una de las piezas incluidas en su exposición de 2014 en el Museo Guggenheim Bilbao, que el artista ahora ha reconfigurado específicamente para adaptarse a los icónicos espacios del edificio diseñado por Frank Gehry. Esta obra constituye una importante exploración y reflexión acerca de los límites del cuerpo humano, al transformar la experiencia del arte, tradicionalmente visual, en un momento multisensorial que dirige nuestra atención a sensaciones en estado puro a medida que recorremos e inspeccionamos las superficies del universo creado por su autor. De este modo, Neto busca una sensación de fusión entre la obra y los espectadores, y que estos experimenten cómo estos encuentros íntimos nos transforman, tal vez en algo mayor que nosotros mismos. Al iniciar su tránsito por el espacio que ocupa la obra, el visitante sentirá cómo la estructura transparente irá cambiando con el peso de su cuerpo, y la huella que deje irá transformándose debido a la impronta de los cuerpos que llegarán después.
Burbuja blanca constituye, de este modo, una importante exploración y reflexión acerca de los límites del cuerpo humano y como Ernesto Neto afirma, la exposición de sus obras convierte en el espacio museístico en un lugar para la poesía: “Todo el tiempo recibimos información, pero quiero que aquí se deje de pensar”.