Santiago Rusiñol (Barcelona, 1861 – Arajuez, 1931) llega a Sitges por primera vez un día de octubre de 1891. Hacía unas semanas que su amigo Ramon Casas y Eliseo Meifrén ya estaban, Casas pintando interiores y patios azules, y Meifrèn paisajes.
En Sitges Rusiñol se sintió cautivado por el clima, la calma, la luz, los colores y la amabilidad de las personas que conoció. Además en Sitges, se encontraban un grupo de pintores que posteriormente recibieron el nombre de luministas. A partir de ese día y durante una década Rusiñol mantuvo una intensa relación con la población. En 1893 se hizo construir su propia casa que llamó Cau Ferrat como el estudio que había compartido con el escultor y amigo Enric Clarasó en la calle Muntaner de Barcelona.
Galería blanca pintada durante los primeros años de su estancia en Sitges muestra claramente la influencia de los pintores de la Escuela Luminista, ya que plasma los efectos de la luz sobre las paredes encaladas de la galería de Can Falç. Pero Rusiñol no se limitó a reproducir los contrastes lumínicos, sino que eligió un lugar sombrío y decadente, que transmite al espectador una sensación de silencio y soledad que evoca un determinado estado de ánimo.