Muchos artistas mexicanos de las primeras décadas del siglo XX retrataron en sus obras a las mujeres tehuanas –y también de otras regiones de México– con vestidos indígenas, como símbolo de la identidad nacional. En particular, Diego Rivera pintó varias imágenes de ellas, por ejemplo en
el programa de murales que hizo para la Secretaría de Educación Pública, en la Ciudad de México (1923-1928). Miguel Covarrubias también realizó este cuadro como una reivindicación de la mexicanidad, pero en el marco específico de una investigación sobre la antropología zapoteca. La protagonista de "Mujer de Tehuantepec" lleva una cesta cargada, quizás con flores, en la cabeza,
y en una mano tiene un jarrito de barro. Está parada frente a un edificio con columnas que puede ser la Casa del Cabildo de una ciudad del istmo, probablemente Tehuantepec o Juchitán. Covarrubias produjo muchas imágenes de tehuanas cargando flores dentro de recipientes y cestas, en varias técnicas: pintura, dibujo, e incluso xilografía. Por caso, existe otra versión de esta misma escena en los acervos del San Antonio Museum of Art, Texas, pero se trata de un óleo sobre lino, a diferencia de este, realizado en gouache y acuarela.