Aunque los últimos años de Luis XIV estuvieron marcados por la seriedad y rigidez, esto cambio drásticamente con su muerte en 1715, por lo que los vestidos de las mujeres especialmente, se hicieron más sueltos, vaporosos y coloridos. Esta nueva moda fue el reflejo de un cambio cultural, el de la transición del barroco al rococó, un período caracterizado por el espíritu exuberante y excesivo que invadió Versalles y París.
El vestido francés entonces consistía en la falda, blusa y el pañer. La falda se dividía en dos tipos de vestido, el primero donde el cuerpo (corpiño) y la enagua formaban un traje completo sin ninguna abertura en la parte delantera. Y el segundo, donde la falda tenía una abertura en forma de V en la parte delantera dejando ver la enagua, la cual muchas veces iba acolchada y más adornada que la falda con cintas y encajes de seda y otros materiales de lujo; el corpiño se encontraba aparte formando dos piezas en el vestido, este último era el preferido en España, mientras que en el resto de Europa se usaba por lo general el de una pieza completa.
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