El escritorio de dos cuerpos fue realizado en Castilla entre el último cuarto del siglo XVI y principios del siglo XVII, en madera de nogal, pino, álamo y hierro forjado.
A pesar de la sobriedad decorativa, es bastante clara la influencia del clasicismo del Renacimiento italiano interpretado ya dentro del Manierismo.
Aunque el nombre indica la acción concreta de escribir, los escritorios o arquimesas, eran muebles fundamentalmente contenedores, para guardar todo tipo de objetos pequeños, papeles y documentos.
La tapa abatible difícilmente puede aguantar el peso que soporta una mesa de escritorio. Esto no quiere decir que, en ciertas ocasiones, no se utilizara para escribir ya que en los cajones inferiores, se observan manchas de tinta.