Figura masculina que se encuentra de pie, con los ojos cerrados y la boca entreabierta. Tiene múltiples orificios en la parte superior de la cabeza y luce orejeras y nariguera. Lleva dos cuerdas cruzadas sobre el pecho y sostiene una especie de espejo en una mano, y varias bolsitas en la otra. Parece estar totalmente vestido y muestra atributos sexuales prominentes. Se trata de la escultura del dios mesoamericano Xipe-Totec (Nuestro Señor el Desollado), muy venerado en Veracruz y la costa del Golfo de México durante el Periodo Clásico. Era el dios de la fertilidad, de la renovación estacional y de la primavera. Al ser una deidad asociada a la fertilidad, siempre aparece representado con atributos sexuales prominentes. Como símbolo de la renovación de la naturaleza, se le representaba vestido con piel humana, como se ve en esta escultura en la que la que el dios viste, en realidad, la piel de un individuo sacrificado.