Esculturas de Elías y Enoc procedentes de la desaparecida fachada exterior del Pórtico de la Gloria - Enoc

Poco sabemos de los avatares sufridos por estas esculturas desde que fueron retiradas hacia 1520, hasta aproximadamente 1909, año en el cual son prestadas por su propietario, Álvaro Puga, conde de Ximonde, para su incorporación a un apartado específico sobre escultura gallega programando en el marco de la sección arqueológica de la primera Exposición Regional Gallega.

Estuvieron en el Colegio de San Clemente hasta 1928, año en que fueron trasladadas al Museo Catedral santiagués. Aquí permanecieron hasta principios de los años cincuenta. Cancelado el préstamo sus propietarios las ofrecieron en venta al Estado. Las adquirió, finalmente, el Museo de Pontevedra.

Estas dos obras, de gran similitud formal, están trabajadas en altorrelieve, no como piezas exentas. Se configuran a partir de un bloque prismático que mantiene sus aristas vivas en uno de los lados largos, lo que certifica que estaban empotradas, situadas, sin duda, en origen, en las jambas del gran arco central de acceso desde el exterior del templo al Pórtico de la Gloria.

Las dos esculuras, descalzas, nimbadas y con la pierna izquierda flexionada, visten túnica y manto, vestiduras cuya poderosa y bien resuelta presencia no anula la evidencia rotunda de las formas anatómicas que protegen. Representan a personajes ancianos. Exhiben ambas larga y muy cuidada cabellera, repartida en sinuosos mechones, de bello efecto rítmico, que se deslizan sobre los hombros. Muestran las dos esculturas una barba muy poblada.

Ambas obras sostienen con una mano un rollo abierto, los dos rotos, mordidos en su parte inferior, y el segundo también en su costado izquierdo. En ellos, sin duda, se dispuso en origen, pintado, un texto cuya lectura, a la que explícitamente se invita en un caso con el dedo índice extendido sobre el rollo, ayudaría a identificar al personaje representado. Los dos, con la cabeza ligeramente inclinada a su derecha y expresión seria, concentrada, sostienen un báculo en forma de tau, un modelo que, por la época en que se ejecutaron estas esculturas, empezaba a ser de uso habitual en el entorno catedralicio compostelano.

Prado-Vilar, basándose en las hipótesis aportadas por otros autores con anterioridad, las ha identificado como Elías y Enoc, asignándose al primero la jamba norte y al segundo la jamba sur.

Desde el punto de vista estilístico es evidente, ante todo, el parentesco, la proximidad que existe entre ambas obras, lo que permite incluso atribuirlas a un mismo escultor, sin duda uno de los más dotados del equipo que interviene en la ejecución del Pórtico de la Gloria.