Se podría pensar que la obra de la artista hondureña Leticia Banegas narra la etxraordinaria vida de una niña rebelde y aventurera. Ya sea este personaje ficticio su alter ego o un espíritu que ha tomado residencia en sus lienzos, su obra imagina una niña que habita un mundo lleno de criaturas mágicas, donde las hadas y los seres alados se mezclan con coloridas mariposas y flores gigantes. Los antepasados de la niña son elfos, guardianes de una sabiduría antigua. Y entre sus familiares están las grandes diosas y santas, Pachamama madres de la Tierra, y de toda la naturaleza. Carnavalescos y fantásticos, los lienzos al óleo de gran tamaño y cargados de detalle que pinta Banegas dan continuidad a toda una tradición del libro infantil ilustrado, al tiempo que lo rescata como una estética digna de elogio por sí misma. A través de su singular recreación de este país de las maravillas, que nunca llega a estar tan lejano, la artista reinterpreta el mundo en el que vivimos, ofreciendo modelos iconográficos que inspiren nuevas visiones del futuro, uno que sería femenino y centrado en la naturaleza. Inmersa siempre en su estudio, rodeada de lienzos, tubos de pintura y pinceles, Banegas considera el arte una necesidad. Su dedicación a la pintura habla del valor del arte y la imaginación como formas redentoras y esperanzadoras de construir mundo.