La obra del escultor valenciano Miquel Navarro se caracteriza por la búsqueda constante del paisaje urbano. Formado como pintor, Navarro creaba en sus inicios imágenes bidimensionales de formas geométricas estructurales y arquitectónicas —segmentos de paisajes o ciudades imaginarias—. En 1972, año de su primera exposición individual, Navarro dio un giro hacia la escultura y, en 1973, comenzó a crear la primera de sus Ciudades. Estas instalaciones, colocadas directamente en el suelo sin pedestal y formadas por múltiples piezas geométricas separadas de varios tamaños, formas y materiales que, en un principio, eran de arcilla pero, que desde 1985, están hechas de varios metales como hierro, zinc y aluminio, trazan la topografía ficticia de metrópolis de escala humana, creando un diálogo entre la escultura y la arquitectura. Las ciudades en miniatura de Navarro se extienden horizontalmente por todo el suelo de la galería, y se elevan en vertical en ciertos puntos, en forma de torres fálicas agresivamente altas. Al evocar el crecimiento urbano, las Ciudades reflejan la propia experiencia personal del artista acerca de la mutabilidad del paisaje creado por el hombre: desde la década de 1950, Mislata, su pueblo natal, que en su día estaba rodeado por extensas tierras de cultivo salpicadas por pequeños núcleos industriales, se ha transformado por la expansión de la cercana Valencia.
Además de la obra Ciudad muralla (1995–2000), el Guggenheim Bilbao alberga Tu mundo, tu ciudad, 2003, una obra creada por el artista para el Museo. En esta instalación interactiva, se anima a los espectadores a crear su propia ciudad imaginaria colocando y recolocando las diferentes piezas de aluminio. Además de permitir a los participantes explorar el acto creativo en la esfera de la arquitectura y la planificación urbanística, Tu mundo, tu ciudad crea una dinámica de construcción y destrucción constantes, una de las ideas fundamentales de la obra de Navarro.