Caspar David Friedrich fue un pintor paisajista del romanticismo alemán del siglo xix. A menudo se le ha reconocido como el artista alemán más sobresaliente de su generación. En las escenas alegóricas de su periodo medio, muestra figuras contemplativas contrapuestas a cielos nocturnos, nieblas matinales, viejos árboles o ruinas góticas. La presencia humana apenas desempeña un papel marginal en contraposición a paisajes imponentes, lo cual dirige la mirada del espectador hacia la dimensión metafísica del hombre. A través de sus obras, Friedrich se aleja del clasicismo e intenta dar una respuesta subjetiva, simbólica y emocional al mundo natural.
Friedrich maduró en una época en la que crecía la desilusión en toda la clase media europea dando lugar a una nueva apreciación de la espiritualidad. Este cambio en los ideales se expresa a menudo a través de una revaluación de la naturaleza, en artistas como Friedrich, Joseph Mallord William Turner y John Constable que trataron de representar la naturaleza como una «creación divina, que debe ajustarse contra el artificio de la civilización humana».