Imperio ruso fue un estado soberano que existió entre 1721 y 1917. Abarcó grandes zonas de los continentes europeo, asiático y americano, siendo el sucesor del Zarato ruso. La expresión «Rusia imperial» designa el periodo cronológico de la historia rusa que comprende desde la conquista de los territorios que se encuentran entre el mar Báltico y el océano Pacífico, iniciada por Pedro I, hasta la caída de Nicolás II y el comienzo de la Revolución de 1917.
La capital del imperio fue San Petersburgo. A finales del siglo xix, el imperio comprendía 22,8 millones de km². De acuerdo al censo de 1897, su población alcanzaba las 125 640 000 personas, habitando la mayoría en Europa. Más de 100 grupos étnicos diferentes convivían en el imperio —la etnia rusa componía el 44% de la población—. La religión oficial del imperio era el cristianismo ortodoxo, controlado por el monarca a través del Santísimo Sínodo Gobernante. Sus habitantes estaban divididos en estratos tales como dvoryanstvo, el clero, los comerciantes, los cosacos y los campesinos. Los nativos de Siberia y Asia Central fueron oficialmente registrados en el estrato inorodtsy.