La condesa Juliana de Stolberg-Wernigerode fue la madre de Guillermo de Orange, el principal impulsor durante el siglo XVI de la guerra de Flandes que los Países Bajos libraron para conseguir su independencia del Imperio español.
Juliana era hija de Bodo VIII de Stolberg-Wernigerode y Ana de Eppstein-Königstein. Educada en el catolicismo, cambió dos veces de confesión: la primera al luteranismo y después al calvinismo. Junto a su segundo marido fue convencida protestante, educando a sus hijos en esta doctrina. A la muerte de su segundo marido en 1559, vivió en el castillo de Dillenburg, propiedad de su hijo Juan, donde murió en 1580.
Dedicó toda su vida al cuidado de sus hijos, especialmente de Guillermo. Cuando este comenzó su rebelión contra Felipe II de España, Juliana le apoyó moral y económicamente, gracias a lo cual Guillermo pudo mantener su campaña contra los españoles en los Países Bajos.