El valle salado de Añana, es una salina de interior, que aprovecha cuatro manantiales de agua salada que brotan de los alrededores, confluyendo en este valle. En él se encuentran numerosas eras que se llenaban con estas aguas, dejándose secar al sol para obtener sal. La explotación está documentada desde el siglo IX y aunque en el siglo XXI ya no se usa con fines productivos, se está recuperando como elemento turístico. Estas aguas salen del valle formando el río Muera.