La Guerra Civil Española fue uno de los momentos que definieron el siglo XX. Un enfrentamiento ideológico y armamentístico, un conflicto cruel que destrozó a una nación.
Si bien el enfrentamiento propiamente dicho no comenzó hasta julio de 1936, las diferencias llevaban décadas fraguándose. Los generales que se sublevaron frente al gobierno español democráticamente elegido querían dar marcha atrás en materia de cambio político, cultural y social.
El golpe se convirtió en un conflicto fratricida que duró tres años. Para muchos analistas, la internalización del conflicto lo convirtió en una lucha entre fascismo y democracia en toda Europa.
Cuando el embajador de Estados Unidos, Claude Bowers, afirmó que estaba presenciando el "ensayo general" para la Segunda Guerra Mundial, no estaba muy lejos de la realidad.
Miembros del bando republicano disparan cañones antiaéreos contra aviones del bando nacional.
Una historia en perpetua evolución
La Guerra Civil Española ha captado la atención de historiadores, escritores, poetas y directores de cine de todo el mundo.
Hasta la muerte de Franco en 1975, la única historia que se había registrado estaba formada por relatos en favor de los rebeldes que habían sido escritos por el régimen franquista y por obras extranjeras, especialmente de historiadores británicos y norteamericanos.
Sin embargo, hoy en día son historiadores españoles los que escriben la historia de su propia nación, en un intento por reconciliarse con un conflicto que marcó a su país durante décadas.
Un rey en el exilio: Alfonso XIII
"Todos los españoles son iguales antes la ley."
Constitución de la República
Proclamación de la Segunda República
En abril de 1931, tras el fin de los siete años de dictadura del general Miguel Primo de Rivera y la salida del Rey Alfonso XIII del país, se proclamó en España la primera democracia.
Para los políticos socialistas y republicanos, así como para miles de trabajadores del campo y de las ciudades, el nuevo régimen constituía un símbolo esperanzador de modernización, democracia y justicia social. Una coalición republicano-socialista inició un ambicioso programa de cambio con el que intentaba conseguir una reforma laboral y agraria, la separación entre la Iglesia y el Estado y la despolitización del ejército.
El Frente Popular
En noviembre de 1933 se eligió una coalición de partidos de derecha que derrocaría las reformas llevadas a cabo durante los dos años anteriores. En octubre de 1934, cuando el partido parafascista CEDA entró en el gobierno, los socialistas organizaron una huelga. En Asturias se produjo una insurrección armada. El general Franco se valió del Ejército de África para doblegar la sublevación con extrema brutalidad.
Sin embargo, en febrero de 1936, una coalición de partidos republicanos y de izquierda denominada Frente Popular ganó las elecciones. Liderado por Manuel Azaña, el Frente Popular se comprometió a realizar más reformas. De repente, todo estaba a punto de cambiar.
El presidente Manuel Azaña
""Consolidaremos la democracia."
"
Manuel Azaña
Manuel Azaña
Manuel Azaña fue uno de los políticos españoles más importantes del siglo XX. Durante la Segunda República, fue Ministro de Guerra, Presidente en dos ocasiones y Presidente durante la Guerra Civil. Fundó el partido político Izquierda Republicana y manifestó un profundo compromiso con la reforma militar y educativa.
Soldados republicanos se defienden de los rebeldes del bando nacional durante enfrentamientos callejeros en Barcelona, en julio de 1936.
Líneas de batalla trazadas: Azaña, Franco y Mola
El golpe de Estado
Tras las elecciones de febrero de 1936, los políticos de la derecha y los generales del ejército empezaron a temer lo que consideraron la influencia del "bolchevismo" en los miembros de la izquierda. Comenzaron a organizar una sublevación en secreto. A medida que los miembros del creciente movimiento fascista denominado Falange se enfrentaban con activistas de izquierda en las calles, los políticos y la sociedad empezaban a polarizarse, aumentando la violencia política.
El 13 de julio, el destacado líder de la derecha, José Calvo Sotelo, fue asesinado por miembros de la Guardia de Asalto republicana. El ataque fue una represalia por el asesinato del teniente José del Castillo y la excusa que los generales, liderados por Emilio Mola, necesitaban para organizar un golpe de Estado. El 17 de julio, guarniciones militares se sublevaron en Marruecos y esta revuelta se extendió rápidamente a la España peninsular, dividiendo el país en dos desde un punto de vista político, geográfico y militar.
Ya no hay vuelta atrás: Franco y Mola Franco en el campo de batalla
Emilio Mola
Emilio Mola fue el director y el encargado de la planificación del golpe de Estado de 1936. Prestó servicio en la Guerra de Marruecos y fue Director General de Seguridad en 1930, puesto que le acarreó conflictos con los republicanos. Junto a Franco, coordinó y orquestó una cruel represión en una España tomada por los rebeldes. Murió en junio de 1937 en un accidente aéreo.
""Es necesario crear una atmósfera de terror... eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todo el que no piense como nosotros.""
Emilio Mola, julio de 1936
""¡El fascismo no pasará! ¡NO PASARÁN!""
La comunista Dolores Ibárruri, julio de 1936
La internalización del conflicto
Si bien en el fondo se trató de un conflicto interno, las fuerzas internacionales fueron cruciales en el desenlace de la Guerra Civil.
De conformidad con el Pacto de No Intervención de las principales potencias del mundo, a los dos bandos del conflicto se les negó el derecho a comprar o recibir material bélico.
Sin embargo, el acuerdo fue violado constantemente, en particular por la Alemania Nazi, Italia y la URSS. Sin embargo, mientras que el bando republicano tuvo problemas para conseguir armas y equipamiento incluso con la ayuda soviética, el bando nacional recibió un flujo constante de armas de los fascistas. Este fue el factor clave para la victoria de Franco y para la derrota republicana.
Unidad fascista
Cuando comenzó la guerra, Hitler y Mussolini enviaron aviones para transportar al Ejército Español de África desde Marruecos hasta la España peninsular. Esto supuso una de las intervenciones extranjeras más importantes en esta guerra y tuvo una gran influencia en su desenlace.
Hitler saluda a las tropas alemanas de la Legión Cóndor.
Miembros de las Brigadas Internacionales
Las Brigadas Internacionales
Las Brigadas Internacionales estaban formadas por voluntarios que lucharon para defender la República. Se organizaron y estructuraron a través de la Internacional Comunista (Comintern). Más de 35.000 personas se unieron a las brigadas y a los servicios médicos internacionales; muchos de ellos eran exiliados procedentes de las dictaduras fascistas de Europa. La mayoría de los miembros procedían de Francia, Alemania, Polonia e Italia, pero también llegaron voluntarios de Reino Unido, América y Canadá.
Douglas Roach (a la derecha) junto a un miembro de la Brigada Abraham Lincoln
""Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis.""
Miguel de Unamuno
Violencia en la retaguardia
El levantamiento desató la violencia en ambas zonas. En el territorio de los rebeldes, las personas vinculadas a ideas republicanas o de izquierda fueron encarceladas o ejecutadas. Esta "purga" fue autorizada por los militares, quienes creían que la violencia era necesaria para purificar España.
En el bando republicano, surgió una oleada de violencia revolucionaria contra los supuestos partidarios del golpe de Estado: grandes terratenientes, líderes políticos locales, empresarios, militares, sacerdotes y otros miembros de la derecha política.
La Batalla de Madrid
Antes de noviembre de 1936, el ejército de los rebeldes había llegado a las afueras de Madrid. Convencidos de que tomarían la ciudad, el gobierno republicano huyó a Valencia. Sin embargo, el avance del bando nacional se vio frustrado por unidades de fervientes militares y civiles que estaban decididos a que Madrid se convirtiera en "la tumba del fascismo". El 8 de noviembre, la XI Brigada Internacional fue recibida con alivio por los madrileños. Con el uso de la primera entrega de armas soviéticas, jugaron un papel decisivo en la defensa de la capital.
Una joven madrileña se refugia en una iglesia tras perder su casa.
La caída de Málaga y la Batalla de Guadalajara
El 7 de febrero de 1937, las tropas italianas y españolas vencieron a la insuficiente defensa de la ciudad sureña de Málaga; los republicanos fueron detenidos y ejecutados en masa.
Exaltado por este éxito, Mussolini convenció a Franco para lanzar una doble ofensiva por el este de Madrid. Las tropas italianas atacarían Guadalajara con el apoyo de las fuerzas españolas que se dirigirían a Alcalá de Henares por el Jarama.
Sin embargo, los italianos se estancaron rápidamente debido a las nefastas condiciones meteorológicas y a una enérgica resistencia republicana.
Cuando Franco no consiguió alcanzar el objetivo, un furioso Mussolini observó horrorizado cómo sus soldados empapados sufrían una aplastante derrota.
La "miliciana": la mujer en el bando republicano
En el bando republicano, las mujeres se movilizaban políticamente en masa, afiliándose a partidos políticos existentes, sindicatos y grupos políticos femeninos.
Asimismo, las mujeres tuvieron acceso a las armas; la miliciana, vestida con el mono azul, se convirtió en una poderosa imagen de la revolución y de la resistencia antifascista. Sin embargo, esta firme demolición de los estereotipos de género no duró mucho tiempo. A medida que la guerra avanzaba, la mujer volvió al ámbito doméstico, dedicándose a la producción industrial y a las tareas de asistencia y cuidados médicos.
Mujeres del bando republicano vigilando las calles
La campaña en el norte y el Bombardeo de Guernica
A pesar de su catolicismo, el País Vasco permaneció fiel a la República. A medida que los rebeldes se acercaban a Bilbao, la Legión Cóndor alemana bombardeaba la ciudad de Guernica, arrasando todo a su paso.
Con la moral destrozada, Bilbao fue tomada en junio de 1937; la República intentó aliviar presión con un ataque en Brunete, pero la superioridad numérica del bando nacional les obligó a retroceder. Los rebeldes siguieron con el ataque por el norte, avanzando hacia Santander a finales de agosto. La República respondió con un nuevo frente en Aragón con el objetivo de tomar Zaragoza. Las Brigadas Internacionales tomaron Quinto y Belchite, pero el premio importante seguía siendo difícil de alcanzar. En octubre, las regiones vascas y Asturias ya estaban en manos de los rebeldes.
Desfile de la Legión Cóndor Hombres de la Legión Cóndor
Franco se dirige a sus tropas.
Franco
Francisco Franco Bahamonde nació en Ferrol, La Coruña, en diciembre de 1892. Provenía de una familia de militares y, cuando fue un joven soldado, participó en la guerra colonial del Marruecos español.
Perteneció al grupo de generales rebeldes que planificaron y orquestaron el golpe de Estado de julio de 1936 que desembocaría en la Guerra Civil Española.
El 1 de octubre de 1936, fue nombrado Generalísimo de los Ejércitos en el bando de los rebeldes y jefe de Estado. Tras la victoria de sus fuerzas el 1 de abril de 1939, Franco gobernó España como dictador hasta su muerte en 1975.
Tropas del bando nacional cruzando el Ebro
Intervención militar: de Teruel al Ebro
La República emprendió un ataque sorpresa en Teruel en diciembre de 1937 y tomaron la ciudad. No obstante, en febrero de 1938 la ciudad volvió a manos del bando franquista. Posteriormente, el bando nacional llevó a cabo una operación en Aragón para dividir el territorio republicano en dos y lanzó una ofensiva en Valencia. Con el objetivo de liberar presión, los republicanos y las Brigadas Internacionales avanzaron por el río Ebro. Esta batalla duró tres meses, tras la cual el "Ejército del Ebro", exhausto, se vio obligado a retroceder por el río.
La retirada de las Brigadas Internacionales
La participación internacional había determinado gran parte del transcurso de la guerra y sería definitiva para su desenlace.
En septiembre de 1938, los Acuerdos de Múnich permitieron que Reino Unido y Francia entregaran Checoslovaquia a Hitler. Asimismo, el destino de España también estaba supeditado a estos acuerdos.
La República no albergaba esperanzas de conseguir ayuda de las democracias, pero el presidente Juan Negrín retiró a las Brigadas Internacionales con la pretensión de que Franco igualmente retirara las tropas alemanas e italianas.
Este último intento de diplomacia internacional cayó en saco roto. En invierno de 1938, Franco fijó su mirada en Cataluña y sus tropas entraron en Barcelona en enero de 1939.
""Podéis iros con orgullo pues sois historia, sois leyenda. Sois el ejemplo heroico de la solidaridad y de la universalidad de la democracia… No os olvidaremos; y cuando el olivo de la paz florezca, entrelazado con los laureles de la victoria de la República Española, ¡volved!" "
Despedida de Dolores Ibárruri a las Brigadas Internacionales, octubre de 1938
Refugiados
Tras la caída de Cataluña en febrero de 1939, una gran marea humana de refugiados cruzó la frontera hacia Francia. Más de medio millón de ciudadanos republicanos, soldados y miembros de las Brigadas Internacionales, que huían del avance de los ejércitos franquistas, emprendieron este viaje sin retorno.
Agotados y aterrorizados, al otro lado de la frontera fueron internados en campos de concentración por las autoridades francesas. Soportaron pésimas condiciones; muchos murieron de enfermedades y de hambre. Entre los refugiados más conocidos se encontraba el poeta Antonio Machado, que murió unos días después de cruzar la frontera y fue enterrado a orillas del mar en Collioure. Uno de sus poemas más célebres, "Caminante no hay Camino", constituye una expresión conmovedora de los sentimientos de pérdida, valentía y falta de pertenencia a un lugar que experimentaron estos refugiados.
Familias de refugiados Refugiados españoles en Francia
"Se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino sino estelas en la mar."
Antonio Machado
Desfile de la victoria del bando nacional
El golpe de Casado y el final de la Guerra
En marzo de 1939, el coronel Casado, comandante del Ejército Republicano central, inició una rebelión caótica contra su propio gobierno. Impulsado por la insatisfacción con la política de resistencia continua, pensó que podría negociar la paz sin represalias.
Sus planes fueron rechazados por Franco y se vio obligado a rendirse. El 27 de marzo, los rebeldes llegaron a Madrid; cuatro días más tarde toda España estaba en sus manos. Al día siguiente, Franco anunció el fin de los enfrentamientos.
La Guerra Civil había terminado, pero para los miles de refugiados que huían y para los atemorizados ciudadanos republicanos, la pesadilla no había hecho más que empezar.
Mujeres observando el desfile de la victoria del bando nacional
El imbatible: Franco gobernaría durante 30 años
—Dr Maria Thomas, Author & Postdoctoral Researcher