La más bella sonrisa

Desde el 12 de abril al 1 de junio de 2016, se pudo disfrutar de la exposición "La más bella sonrisa" que recogió una amplia muestra de carteles publicitarios, dentífricos, cepillos y todo tipo de utensilios para la higiene bucal.

Publicidad odontológica infantil

El objetivo principal de la publicidad infantil es crear un hábito de higiene desde una edad temprana. Además también contribuye al interés de los padres.

Una curiosa recomendación


En el libro “Enfermedades de las mujeres II”, del “Corpus Hippocraticum”, podemos leer la siguiente fórmula: Cuando la mujer nota mal olor en la boca y ve que sus encías están negras y enfermas, tostar aparte cabeza de liebre y tres ratones -a dos de los ratones quitarles las tripas, salvo el hígado y los riñones. Triturar mármol o piedra blanca en un mortero de piedra y tamizarla. Después, mezclar todo esto a partes iguales y frotar con ello los dientes; también conviene frotar toda la región de la boca.

Diferentes presentaciones de "Perborato", el dentífrico en polvo más popular durante las décadas centrales del siglo XX.

Se despertaron batallas lingüísticas

Dice Estrabón en el libro III de su “Geografía”: "a no ser que se piense que viven ordenadamente los que se lavan y se limpian los dientes, tanto ellos como sus mujeres, con orines envejecidos en cisternas, como dicen de los cántabros y sus vecinos. Esto y el dormir en el suelo es común a iberos y celtas".

La sonrisa, motor de la higiene.

La historia del dentífrico está vinculada a la sonrisa en lo mucho que ésta supone para la especie humana y una sonrisa perfecta sería con el tiempo el mejor reclamo publicitario de un dentífrico. En definitiva, “La sonrisa es una bienvenida universal”, diría el escritor Max Eastman, de ahí su alta estima en un mundo de relación como es el humano, de ahí también esta larga tradición en el empleo cotidiano de aquellas fórmulas que ayudan a conseguirla.

Perborato Sódico

Pocas fórmulas habrán tenido tanta vigencia y éxito como el Perborato sódico. Desde principios del siglo XX se convirtió su uso en el más habitual del gran público, manteniéndose incluso en la actualidad. Su popularidad se debe principalmente a la anunciada “acción blanqueadora” en el esmalte dental, pues en solución detergente, la acción oxidante que produce el blanqueo es desarrollada por la liberación del oxígeno de la molécula de perborato. Su presentación en polvo fue rotulada muchas veces con el añadido de “dental”, siendo el Perborato Dental uno de los dentífricos más consumidos.

El vocablo dentífrico deriva del latín dentifriciu(m), a su vez compuesto de dente(m) + fric(are) + i-um. No significa, pues, sino el uso de algunos compuestos para frotar los dientes.

Evolución del dentifricio

En principio se usaron fórmulas en forma de polvos, obtenidos de la molienda de corales, conchas marinas y otros ingredientes abrasivos a los que se añadían polvos de plantas como la canela o la hierbabuena, que proporcionaban buen olor. La yema del dedo, un trapito o una esponjilla hacían las veces del cepillo, el cual vino a tener presencia habitual ya en el siglo XIX. A los polvos dentífricos sucedieron otras presentaciones como los jabones dentífricos, las pastas, después los geles, y los elixires. El cepillo se impregnaba de cualquiera de ellas y se procedía al frotamiento de los dientes.

Aguas, elixires y licores dentífricos. Incluso el "Agua oxigenada" se utilizó con doble propósito: como antiséptico y como blanqueador dental.

El mensaje publicitario se mantiene constante: es posible una bella sonrisa si se usa el dentífrico a diario.