La Muchacha del Collar de Perlas

La muchacha del Collar de Perlas (around 1662) de Jan Vermeer van DelftGemäldegalerie, Staatliche Museen zu Berlin

Jan Vermeer van Delft, o simplemente Vermeer, fue un pintor de género holandés que vivió durante el Barroco. Si bien tuvo poco éxito en vida, hoy es famoso por su uso y tratamiento magistral de la luz, y es reconocido como uno de los pintores de género más populares. Sus obras se caracterizan por incluir pigmentos y colores brillantes, especialmente azul aciano y amarillo. Sus cuadros representan, en su mayoría, escenas interiores de la vida doméstica de la clase media. Se especula que usó una cámara oscura para lograr un posicionamiento preciso, lo que parece estar respaldado por ciertos efectos de luz y perspectiva, posiblemente evidentes en algunas superficies reflectantes. Sin importar si se prueba esta teoría, sus composiciones tienen un carácter geométrico subyacente.

Las mujeres adineradas holandesas usaban chaquetas de piel como esta en ocasiones informales para mantenerse abrigadas durante el invierno. El diseño de esta pieza vuelve a aparecer en otras dos pinturas de Vermeer: "Dama en amarillo escribiendo" y "Una dama escribe una carta con su sirvienta". Por otro lado, en el inventario de 1676, luego de la muerte de Vermeer, aparece una chaqueta comparable de satén amarillo con ribetes de piel blanca. Las manchas negras en los ribetes que se ven en la pintura sugieren que se trata de piel de armiño, una variedad que no solía encontrarse entre la vestimenta de una mujer de clase media alta.

Los espejos aparecen en varias de las obras de Vermeer, aunque no suelen colgar de la pared, sino que están apoyados sobre un tocador. El marco negro probablemente sea de ébano, el cual se importaba a los Países Bajos desde el extranjero.

La cortina amarilla contrarresta el amarillo de la chaqueta de la muchacha. Tiene un tono levemente más saturado y crea una tensión interesante en la pintura. Junto con el moño rojo en el cabello de la joven, los tonos amarillos son las únicas partes coloridas de la obra. Adquieren una intensidad sorprendente al combinarse con la luz tenue que entra por la ventana.

En el arte, las perlas suelen emplearse como símbolos de pureza, castidad, belleza o amor. Los accesorios de la muchacha son modernos pero poco realistas, ya que solo las mujeres más adineradas de la sociedad holandesa tenían perlas de ese tamaño. Por otro lado, no queda claro lo que está haciendo: ¿se está poniendo el collar de perlas o se lo está quitando? ¿O simplemente mira su reflejo sumergida en sus pensamientos?

Sobre el tocador, se ven esparcidos varios objetos, como una borla para aplicarse polvos, un peine tallado (en marfil, probablemente) y un joyero de plata, lo que indica que la muchacha está finalizando el aseo matutino. Estos artículos aparecen en varias pinturas de mujeres aseándose, un tema que se volvió muy popular en la pintura holandesa del siglo XVII.

La superficie más grande de la pintura la ocupa la pared gris, que también forma el centro compositivo. Vermeer logra convertir este espacio vacío en un mediador dinámico entre la joven y el espejo. En el juego de luces, la pared con sus finos matices cobra vida y aumenta la sofisticación de la pintura.

La silla en primer plano se denomina "spaansche stoel" (silla española). Se trata de un tipo de silla tapizada con una cubierta de tela o cuero y clavos decorativos, muy común a finales del siglo XVI y principios del XVII. La posición de la silla, delante de todo, contribuye a la atmósfera intimista de la imagen y crea un fuerte efecto de profundidad.

Los valiosos objetos de porcelana china, como este jarrón, se importaban a los Países Bajos desde el Lejano Oriente. No obstante, en lugar de mostrar un jarrón, Vermeer alude a la presencia del objeto de una manera sorprendente: en las áreas oscuras del primer plano sobre la izquierda, los reflejos pintados deliberadamente marcan los contornos del jarrón. Estos reflejos indican la precisión de la superficie brillante y sugieren que hay ventanas adicionales en la habitación, fuera del marco de la imagen.

Vermeer agregó su firma, "IMeer", en el borde del tocador. Al tratarse de una pintura firmada por el artista, Théophile Thoré-Bürger se interesó especialmente en ella, ya que fue en gran parte responsable del redescubrimiento de la obra de Vermeer en el siglo XIX. En un boceto libre que dibujó después de la pintura, grabó minuciosamente la firma como prueba de autenticidad.

Créditos: Historia

Concepto/texto: Staatliche Museen zu Berlin - Stiftung Preußischer Kulturbesitz / Dr. Katja Kleinert, Svea Janzen

Edición/realización: Malith C. Krishnaratne

© Staatliche Museen zu Berlin – Stiftung Preußischer Kulturbesitz

www.smb.museum
Gemäldegalerie

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