11 secretos sobre el Palacio de Versalles

Los jardines de Versalles se cuentan entre algunos de los más grandes y espectaculares del mundo, con 372 estatuas, 55 elementos decorativos acuáticos, 600 fuentes y más de 32 kilómetros de canalizaciones. A lo largo de los años, los jardines se han ido poblando con cientos de miles de árboles y plantas. Aunque esta exuberancia es lo que hace que estos jardines sean tan impresionantes, en el siglo XVII la fragancia de las flores del Trianon era tan intensa que indisponía a los huéspedes, quienes rehuían visitarlos.

La Galería de los Espejos, que originariamente iluminaban con hasta 20.000 velas para convertirla en un "pasillo de luz" en las ocasiones especiales, ha sido testigo de muchos acontecimientos de gran esplendor, pero también de algunos de los momentos más importantes de la historia, como la firma del Tratado de Versalles. Fue el tratado de paz más importante de todos los que se acordaron durante la Primera Guerra Mundial, puesto que con él se ponía fin a la guerra entre Alemania y las potencias aliadas. Se firmó el 28 de junio de 1919 en Versalles, justo 5 años después del asesinato del archiduque Francisco Fernando que precipitó el inicio de la guerra.

María Antonieta era la esposa de Luis XVI y tenía su propio dominio conocido como "El Pequeño Trianon". Utilizaba la residencia, que incluía un teatro, una huerta y una granja que producía productos lácteos, como su retiro personal. El recinto también albergaba el llamado "Templo del Amor", un cenador con una estatua de Cupido en el centro. Cerca de este templo, María Antonieta hizo construir una gruta privada, un espacio parecido a una cueva con abundante vegetación, donde supuestamente había un lecho de musgo y dos entradas, es decir, que reunía todas las condiciones del escondite perfecto para un encuentro secreto, aunque claro está, esta finalidad nunca ha sido confirmada.

Es bien conocido que en Versalles se celebraban recepciones multitudinarias, pero ¿sabías que el palacio había albergado una Real Casa de Fieras en la que habitaban todo tipo de animales salvajes y aves de todo el mundo? Uno de los edificios originales del palacio era una ornamentada casa de las fieras, obra del arquitecto Louis le Vau. Fue el primer lugar en el que distintas especies animales se colocaron por separado en recintos adaptados que se podían ver desde el balcón del pabellón central de La Ménagerie. Este modelo pronto se adoptó en toda Europa y, con el tiempo, las casas de fieras de este tipo se llamaron "zoos".

Con todo el lujo y la opulencia de las dependencias de palacio y la mayor parte de la población empobrecida y muriéndose de hambre a sus puertas, no sorprende que el pueblo francés acabara detestando Versalles. El fastuoso estilo de vida de María Antonieta era especialmente odiado por su extravagancia. Durante la Revolución francesa, que empezó en 1789, el gobierno revolucionario francés ordenó desmontar la real verja, que estaba bañada en oro. En el 2008, se recreó y decoró esta verja con 100.000 láminas de oro.

Los miembros de la familia real eran bastante afortunados de que en sus aposentos hubiera un cubículo que albergaba una especie de silla-retrete con un agujero debajo del cual se colocaba un orinal que los sirvientes retiraban cuando les parecía oportuno. Aunque los demás moradores de palacio también disponían de orinales, no siempre contaban con la dignidad de tener un cuarto aparte para estos menesteres, de modo que muchos de estos receptáculos terminaban arrinconados en las esquinas de las estancias de palacio. En Versalles, para no desaprovechar ninguna oportunidad de alardear de opulencia, incluso los orinales eran de plata. Un toque lujoso que no podía ocultar el hecho de que, a menudo, la escasez de retretes entre tantos invitados y personal de servicio hacía que el aire de palacio resultara algo maloliente. Por eso, durante el reinado de Luis XV, terminaron instalando un retrete "à l'anglaise" en los aposentos del monarca.