The Water-Lily Pond (1899) de Claude MonetThe National Gallery, London
Curiosamente, lo que Monet consideraba su "mayor obra de arte" no era uno de sus cuadros, sino los espectaculares jardines que creó en su casa de Giverny. En los últimos años de su trayectoria artística, se convirtieron en su único tema.
El puente, diseñado por el propio Monet, es un claro ejemplo de la influencia del arte japonés en su obra. Este cuadro es uno de los 18 lienzos de esta vista en diferentes condiciones de luz que el artista ejecutó en el verano de 1899, el mismo año que empezó a pintar los puentes de Waterloo y Charing Cross.
El sol del atardecer cae sobre el puente, iluminando el extremo derecho en verde pálido, que contrasta con el predominante tono verdiazul más oscuro.
El trazo resuelto del puente y las pinceladas más largas de los juncos contrastan con los pequeños toques de color de los nenúfares.
Los nenúfares de Monet eran de una especie híbrida, con flores de color rosa, amarillo y blanco.
El artista pinta la parte inferior de los nenúfares en rojo oscuro, el mismo color con el que firma la obra. En el círculo cromático, el rojo está en el lado opuesto al verde que domina el lienzo. Este contraste respondía al interés de Monet por los colores complementarios.
Entre la masa de nenúfares, también se puede ver el reflejo de los sauces en la superficie del estanque.
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