Las capillas de la catedral de Santiago

La capilla Mayor mantiene, en lo esencial, su estructura románica, condicionada por la ubicación, en la parte inferior, de la tumba de Santiago Apóstol. En la actualidad está protagonizada por el baldaquino y por el fastuoso platal barroco, el cual enmarca la imagen pétrea del Santiago Sedente, obra del taller del Maestro Mateo, al que los peregrinos abrazan accediendo por las escaleras situadas en la girola.

La capilla de Santa Fe o de San Bartolomé está compuesta por un retablo renacentista presidido por la Virgen del Buen Consejo, flanqueada, a cada lado, por Santiago el Mayor y San Bartolomé. Su elemento más destacado es el sepulcro del Maestrescuela Don Diego de Castilla, obra del Maestro Arnau, de 1521, e importante muestra del arte funerario de la época.

La románica capilla de San Juan fue remodelada y ampliada en el barroco, momento en que se abrió la gran linterna que ilumina su interior, obra de Simón Rodríguez, autor, también, del retablo, coronado por la imagen de San Juan, mientras que, en la parte central, se añadió una imagen de Santa María Salomé. 

Capilla fundada en los años finales del siglo XIII por Juan de España. Actualmente, tiene un retablo neogótico, obra de Maximino Magariños, presidido por la imagen barroca de la Inmaculada, realizada en 1744 por Gregorio Fernández. 

Se trata de la capilla central de la girola y del punto de inicio de las obras de la Catedral hacia 1075. A su entrada nos encontramos con los capiteles fundacionales que conservan las inscripciones latinas: “Reinando el príncipe Alfonso se construyó esta obra” y “En tiempos del Obispo Diego se comenzó esta obra”. A esta capilla acudían los antiguos peregrinos a confesarse en diferentes idiomas y recibir la Compostela.

La Puerta Santa se abre exclusivamente en los Años Santos. Hacia el interior está flanqueada por dos figuras procedentes del Coro Pétreo del Maestro Mateo y sus hojas de bronce, con relieves de temática jacobea, son obra del escultor compostelano Jesús León. 

De esta capilla, que conserva su primitiva disposición románica, destacan sus pinturas murales, descubiertas en 1998, que deben ponerse en relación con las intervenciones patrocinadas por Dª Mencía de Andrade en el último cuarto del siglo XVI.

Capilla fundada en 1521 por el Canónigo Juan de Mondragón, también es conocida como Capilla de la Piedad o de la Santa Cruz. Destaca el magnífico retablo que preside la capilla, obra sevillana del borgoñón Miguel Perrín, de 1526, realizado en terracota, representando la Lamentación ante Cristo Muerto.

La capilla del Pilar se empezó a construir a finales del siglo XVII. En origen, estaba destinada a ser la nueva sacristía de la catedral pero, una vez iniciadas las obras, el arzobispo Monroy cambiará la intención inicial del cabildo y ubicará en ella un altar dedicado a la Virgen del Pilar. Dispone de una cuidada decoración marmórea, con vieiras y estrellas.

Se trata de una capilla renacentista, realizada en 1523, a la que se añadió, posteriormente, su retablo barroco, obra de Simón Rodríguez, que tiene dos calles, una de ellas cuenta con un relieve del Descendimiento, obra de Diego de Sande, mientras que, al otro lado, se encuentra la imagen de Nuestra Señora de Prima, talla realizada por Cornielles de Holanda. 

Capilla fundada, con carácter funerario, a mediados del siglo XIII, momento con el que se corresponden sus sepulturas, con claro influjo del arte del Maestro Mateo. En 1946 se le incorporó el retablo de la Virgen de la Soledad, que había estado situado, desde mediados del siglo XVII, en el antiguo trascoro catedralicio. 

Situada en un lateral de la puerta de la Azabachería, tiene un retablo de Manuel de Leis, fechado en 1762, que está presidido por la imagen del titular y que se vio modificado parcialmente, en 1948, para acomodar la imagen de la Virgen de Fátima que actualmente ocupa la parte inferior.

Se halla en el espacio que ocupó, hasta su traslado en el siglo XVI, el Panteón Real creado, por el taller del Maestro Mateo, en época medieval. Su retablo actual es de finales del siglo XVIII y fue reformado para colocar, en su parte inferior, la imagen de Nuestra Señora de Lourdes. 

Obispo de Iria en el momento del descubrimiento de los restos del Apóstol, la lápida de Teodomiro apareció en las excavaciones arqueológicas realizadas en el brazo sur del crucero de la catedral en el año 1955. Desde 2021 ocupa un nuevo lugar en la catedral, acompañada de una imagen peregrina de Santiago, de mediados del siglo XV, que perteneció al arzobispo Nuñez de Isorna.