María Guadalupe Villalobos Vélez. (Lupe Vélez)

18 de julio de 1908 - 13 de diciembre de 1944

Fotografía Lupe Vélez (SIGLO XX) de Archivo El Sol de MéxicoFototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

 El registro de la vida personal y profesional de Lupe Vélez resulta el ejemplo idóneo para entender el valor de regresar a las fuentes coetáneas a la actriz. Regresar a la historia inicial. En 1959 se publicó un libro que relató los acontecimientos escandalosos de las primeras décadas del cine de Hollywood. A pesar de ser una escritura sin escrúpulos, ni fundamento marcó el recuerdo de la vida de esta mujer y lo transformó en un mito urbano que dio pie a la burla, con ello se pierde la oportunidad de entender la interesante historia de Lupe Vélez.

Fotografía Lupe Vélez (SIGLO XX) de Archivo fotográfico El Sol de MéxicoFototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

Nació en San Luis Potosí el 18 de julio de 1908, sus padres la registraron como María Guadalupe Villalobos Vélez. Conservó el apellido materno como su nombre artístico y será conocida como Lupe Vélez, “la niña Lupe” o “la niña Lupi”. A los quince años estudió en una escuela de religiosas católicas en San Antonio, Texas durante un año. Su familia gozó de una cómoda posición económica hasta que perdió todo a raíz de la Revolución Mexicana. Su padre participó de manera activa en la guerra civil, por muchos años se pensó erróneamente que falleció en batalla. Desde muy joven Lupe Vélez comenzó a trabajar para el sostenimiento de su familia.

Lupe Vélez en nota periodistica (SIGLO XX) de Archivo ESTOFototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

Aunque las fuentes aun difieren en la fecha exacta, Lupe Vélez ya trabajaba a los 16 años en el teatro en México. “Muchos hombres maduros habrá que recuerden a la chiquilla aquella de caderas veloces, que se entregó a la furia del Charleston, cuando el baile aquel vino a México, y se asentó en el polvoso escenario del coliseo de Medinas, el famoso Lírico. Su sonrisa dislocada, aquel movimiento tan suyo cuando echando la cabeza hacia atrás entre cerraba los ojos,irguiendo el busto; su risa entre abierta, su voz [...] siempre inquieta y renovada.” (ESTO, 15 diciembre 1944) El actor Roberto Soto conocido como “el Panzón Soto” señaló que el primer gran éxito popular de Lupe Vélez en México se trató de la obra “Barba Azul”. (La Prensa, 15 de diciembre 1944) Era muy joven, delgada, medía 1.65 m y disfrutaba  mucho de bailar en público. En diversas entrevistas señaló que desde  muy pequeña le gustaba actuar y bailar, pero en especial era feliz captando la atención del público.

Lupe Vélez en anuncio periodistico (SIGLO XX) de Archivo La PrensaFototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

En un país que clamaba modernidad y exaltaba la vida urbana, Lupe Vélez apareció como la imagen perfecta de la chica moderna. Lo corto de su pelo, el maquillaje, los zapatos de tacón, un vestido producido para las masas, su expresión de confianza personal, el deseo de presentarse ejercitando poder el femenino como la nueva imagen del México moderno y postrevolucionario. La aparición de Lupe Vélez en anuncios para productos de belleza formó parte del desarrollo de una nueva cultura material con publicidad dirigida a la mujer moderna de clase media mexicana.

Fotografía Lupe Vélez (SIGLO XX) de Archivo ESTOFototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

Lupe Vélez aún menor de edad, se despidió de su familia, sus amigos y su país, buscando un mejor porvenir en los albores de una nueva industria aún prometedora. Los primeros pasos del cine, aún silente. En 1925, Richard Bennett la vio actuar y la invitó a Los Ángeles. El primer intento por cruzar la frontera falló, al tratarse de una menor de edad viajando sola. Después de un exitoso segundo intento, en 1927 comenzó como extra en el cine silente y avanzó rápido. En agosto participó en What Women Did for Me, en septiembre Sailors, Beware! y para noviembre The Gaucho. En la última bailó tango con Douglas Fairbanks con tanto éxito que Walt Disney se inspiró en la pareja de inmediato, y creó un baile similar entre Mickey Mouse y Minnie Mouse.

Lupe Vélez en nota periodistica (SIGLO XX) de Archivo El Heraldo de ChihuahuaFototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

Lupe Vélez encarnó a una argentina en The Gaucho en adelante representó a mujeres: china, franco canadiense, caribeña, nativa-americana, cubana, portuguesa, latina, torera española y muchas veces mexicanas. Se trató de la representación de todas las que no son el estereotipo de la americana blanca y rubia. Vélez convirtió esa otredad en fortaleza.

Lupe Vélez en nota periodistica (SIGLO XX) de Archivo El Heraldo de ChihuahuaFototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

Pocas actrices y actores tuvieron la capacidad de sobrevivir la transición del cine silente al sonoro. Lupe Vélez lo logró de maravilla, además fue de las pocas personas que trabajaron en las dos versiones de la misma película. Durante el cambio y para no perder consumidores, los filmes se realizaron en inglés y español. La misma película con diferente elenco. Lupe trabajó muchas veces el mismo papel en las dos versiones.

Fotografía Lupe Vélez (SIGLO XX) de Archivo ESTOFototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

Su personaje Carmelita de la serie“Mexican Spitfire” (1939-1943) centrada en la comedia romántica de una explosiva mexicana dentro de la sociedad norteamericana, establecerá los cimientos del estereotipo de la relación latina/americano en el futuro. Este binomio continuará con muchos más. Desde Lucille Ball y Desi Arnaz, hasta Sofia Vergara en la serie “Modern Family”.

Fotografía Lupe Vélez (SIGLO XX) de Archivo ESTOFototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

Lupe Vélez también trabajó en el teatro de Broadway e incluso en Inglaterra (1935-1936). Su vida amorosa cubrió ampliamente el espacio en la prensa. Su relación íntima con Gary Cooper, el matrimonio y divorcio con Johnny Weissmüller —conocido por su papel de Tarzán el rey de la Selva— y con Arturo de Córdova entre otros amores. El reporte de sus amores y desamores iba de la mano de los relatos de su explosivo carácter de la alegría enorme al estallido. Un sube y baja emocional tal vez aún no diagnosticado entonces.

Lupe Vélez en nota periodistica (SIGLO XX) de Archivo ESTOFototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

Mientras que sus películas norteamericanas eran dramas y comedias donde se subvierten los discursos de raza y género mediante el uso de la comedia, en ocasiones en películas clasificadas del tipo B; Lupe Vélez regresa a México a realizar papeles estelares enfocados al fortalecimiento de los discursos nacionalistas. Ejemplo de ello es la película La Zandunga. Un film de Fernando de Fuentes y en la cual Vélez compartió créditos con Arturo de Córdova, Rafael Falcón, María Luisa Zea y Rafael Icardo.

Lupe Vélez (SIGLO XX) de Revista PaquitaFototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

A los 26 años Lupe Vélez gozaba de popularidad, trabajo, estabilidad económica. Aparecía en la prensa con frecuencia y sus fotografías cubrían las portadas de revistas americanas y mexicanas por igual. Ella sabía confeccionar ropa, desde que inició en el teatro en México se acostumbró a transformar su propio vestuario. Su excelente biógrafa Michelle Vogel señala que ella consideraba una inversión comprar pieles y joyas, en especial diamantes. En cuanto a los vestidos, Lupe los diseñaba y los cosía su modista. Gustaba de comprar telas muy baratas con modelos que exaltaran sus cualidades físicas.

Lupe Vélez en nota periodistica (SIGLO XX) de Archivo La PrensaFototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

A mediados de 1944 contaba con varias ofertas de futuras películas en Argentina, México y Estados Unidos, lo mismo que compromisos profesionales en el teatro de Broadway. De su trabajo, contactos e ingresos dependían muchas personas. En principio toda su familia: madre, hermanas y hermanos, sobrinos y cuñados. Los apoyaba para conseguir trabajo y además los sostenía económicamente. Lupe Vélez era una mujer muy generosa con propios y extraños.

Lupe Vélez en nota periodistica (SIGLO XX) de Archivo ESTOFototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

“Naná” escrita por Émile Zola fue su última participación en México. Su horario de trabajo iniciaba a las 5:45 de la mañana y concluía a las 10 de la noche.

Fotografía Lupe Vélez (SIGLO XX) de Archivo ESTOFototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

La vida profesional de Lupe Vélez tenía cierta simetría con en el trabajo de Dolores del Río. Ambas representaban en el imaginario norteamericano a la otra, la exótica, la extranjera, la de tez no tan clara. No obstante del Río personificaba una versión más europea o refinada de lo mexicano, ambas se entienden como una forma de buscar un diálogo imaginario con el vecino del sur con quien durante 1930 al 1944 existieron diferentes intentos por mejorar las relaciones entre ambos países. En todo ello Dolores del Río jugó un importante papel como promotora de la cultura mexicana.

Lupe Vélez en portada (SIGLO XX) de Archivo ESTOFototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

El 14 de diciembre de 1944 Lupe Vélez se suicidó. Falleció en su casa de 732 North Rodeo Drive, Beverly Hills, California. La noticia conmocionó al público. Muchos periódicos le dieron a la noticia la prioridad de primera plana y continuaron con la información días después.

Lupe Vélez en nota periodistica (SIGLO XX) de Archivo La PrensaFototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

Antes de fallecer dejó dos notas escritas de su puño y letra en el papel grabado que siempre usaba para sus asuntos personales. Sólo las dos cartas y el bote de pastillas la acompañaban en la cama sobre la que falleció. Una dedicada a su entonces novio. Lupe Vélez estaba embarazada. Ella le había pedido que se casaran y él en resumen le dijo que no. En la carta ella le decía que prefería quitarse la vida que enfrentar a su bebé a la vergüenza que les esperaba. La otra carta a su fiel amiga y compañera de cada día Beulah Kinder. Le pide que la perdone, que cuide de su madre y sus perritos, que la despida de sus amigos. Ese fue su adiós.

Fotografía Lupe Vélez (SIGLO XX) de Archivo ESTOFototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

La última línea de su carta a Beulah Kinder le pide que la despida de “la prensa americana que siempre fue muy buena conmigo. ” Lupe Vélez mantuvo una relación muy cercana y amistosa con la prensa. Ella misma le llamaba a los reporteros, fotógrafos o a las periodistas para explicarles lo mismo sus proyectos profesionales que sus asuntos personales.

Lupe Vélez en portada (SIGLO XX) de Archivo ESTOFototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

El suicidio de Lupe Vélez confrontaba a la opinión pública. Los juicios de valor establecidos desde una sociedad mayor mente católica en México, que compartía la misma Vélez, establecían que tanto el embarazo fuera del matrimonio como el suicidio eran pecado. Así que, ella se encontraba en un callejón sin salida desde la perspectiva religiosa.

Lupe Vélez en portada (SIGLO XX) de Archivo ESTOFototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

Desde una narrativa novelada explicaban la repentina muerte de Lupe Vélez como resultado de un arranque ante un amor no correspondido. En Estados Unidos se hablaba de Harald Ramond. En México, muchos se presentaban como testigos del amor no retribuido de Arturo de Córdova a Lupe. La realidad parece señalar que ella no se sentía lo suficientemente fuerte como para enfrentar el juicio social y la presión que implicaría para ella y su bebé la falta de un padre.  Esa es la crueldad del rigor y la falta de humanidad en los juicios de valor.

Lupe Vélez en nota periodistica (SIGLO XX) de Archivo ESTOFototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

Con la investigación de su muerte salió a la luz que sus dos últimas peticiones de ayuda fueron la primera a Harald Ramond, quien rechazó la solicitud de matrimonio o la aceptó previa firma de contratos que Vélez encontró humillantes y decepcionantes. La segunda a su hermana, Josephine. Lupe le pidió que aparentaran que el hijo era de ella y que al año la actriz lo adoptaría. La hermana le dijo que lo pensaría, se fue y no regresó. Lupe Vélez falleció sintiendo el abandono de los seres que ella cuidó y mantuvo siempre. Al abrir el testamento, entonces sí se amplió el reparto encabezando el pleito Josephine.

Fotografía Lupe Vélez (SIGLO XX) de Archivo ESTOFototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

Después de tomar un exceso de somníferos falleció a los treinta y seis años, en su hermosa casa de Beverly Hills que aún sigue en pie. A Lupe Vélez la encontró como dormida sobre su cama, su secretaria y amiga desde hace diez años Beulah Kinder. Vestía un pijama de seda azul y a su lado quedaron las dos cartas escritas de su puño y letra. (ESTO 15 diciembre 1944) Clinton H. Anderson el primer policía en entrar a la escena mencionó que se veía tan pequeña en su enorme cama que en principio la confundieron con una muñeca. Su fortuna material se desvaneció en una subasta veloz. Desapareció entre demandas legales por obtener sus pertenencias, su dinero y su imagen. Los conflictos hundieron a Lupe Vélez en el olvido del que poco a poco ha ido saliendo.

Créditos: Historia

Curaduría, Investigación y Textos:
Dra. Marina Vázquez Ramos.
Investigación:
Arq. Irina Escartín Arciniega.
Yolanda Ramos Ortíz.

Traducción al inglés:
José Luis Martínez Fernández.


Diseño multimedia:
Ángel Alberto Arriaga Hernández.
Jonathan Sánchez Reyes.


Organización Editorial Mexicana.
Fototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña.
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Periódico El Heraldo de Chihuahua.
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Créditos: todo el contenido multimedia
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