Tina Modotti

Tina nació en 1896 en Údine, Italia, trabajó desde muy chica en una fábrica textil. A los 16 años, viajó a San Francisco para alcanzar a su padre y hermana. A su llegada se unió a la compañía de Teatro de los inmigrantes italianos. Ahí conoció al que sería su  marido el poeta Roubaix de l’Abrie Richey, conocido como Robo, junto a él, se mezcló en el mundo del arte y del cine, le resultó de lo más estimulante, así que probó suerte como actriz y modelo en el cine mudo. Aquí la vemos en primer plano de la película The Tigers Coat (1920), en la que curiosamente interpreta el papel de una india mexicana. Su belleza, fue su gran aliada, y en esa época el oficio de Tina era posar, ser modelo para los directores de cine, para su marido y también para quien se convertiría en su amante Edward Weston.

Edward Weston fue su maestro, su interlocutor con el arte y la persona con la que llegó a México en 1923.
Esta fotografía, es de los primeros retratos tomados por Tina, y Edwardito, como le decía, no podía faltar entre sus fotografías. Aquí lo muestra en su oficio, detrás de la cámara que aparece en primer plano, y él mirando al horizonte como buscando el ángulo perfecto; tal cual le enseñó en todos los años que trabajaron juntos y aún después de su separación en 1926, así lo demuestran las cartas que se escribieron hablando del arte y del oficio, dejando a través de esta correspondencia una especie de diario artístico de Tina.

Tina realizó varias fotografías de flores y plantas, concentrándose en el juego entre las luces y las sombras. 

Canana, maíz y guitarra es un ejemplo de este nuevo lenguaje artístico mexicano y revolucionario que Tina elaboró para El Machete, un periódico mexicano publicado por el Sindicato de Obreros, Técnicos, Pintores, Escultores y Grabadores Revolucionarios de México.  

Una de las publicaciones emblemáticas de Tina en el periódico El Machete, es la que nos muestra el andar de muchos campesinos, representados solo por sus sombreros, que aluden a la celebración del 1 de mayo,  el día del trabajo. Su arte se torna hacia su sentido más revolucionario, sin dejar de explorar con la fotografía.

El pintor Xavier Guerrero, a quien Tina conocía desde 1922, logró conquistar su corazón a través de los intereses compartidos por el comunismo. Con la partida de Weston formalizaron su relación.  
Xavier Guerrero, influyó mucho en su amor por México, gracias a él, comprendió los problemas del país y del pueblo.
Como con este fotomontaje, en el que Tina muestra el contraste de las clases sociales en el México de los años 20.

Tina y Julio Antonio, no sólo fueron amantes, si no que compartían otras pasiones como la igualdad y la búsqueda por honrar el trabajo de los obreros. La noche del 10 de enero de 1929 venían caminando Tina y Julio Antonio rumbo a su casa y al llegar al cruce de las calles Abraham González y Morelos, se escucharon dos disparos que hirieron a Julio Antonio, quien cayó al suelo. Mella murió en el hospital la madrugada del 11 de enero.  A pesar de que todo apuntaba a un crimen político fraguado por el gobierno de Machado, el jefe de la policía Valente Quintana, enemigo de los comunistas y de los extranjeros, se empeñó en forzar la línea de investigación hacia un homicidio pasional de quien la principal sospechosa era Tina.

El jefe de la policía Valente Quintana, hizo todo por justificar su línea de investigación: un crimen pasional. Para ello hizo esculcar casa de Tina y reveló elementos de su vida personal, así como algunas fotografías que Weston le había sacado desnuda en la azotea de su casa en Tacubaya.
La prensa quedó fascinada con el material entregado, así que el juicio se convirtió en casi una novela por entregas para la sociedad mexicana de la época, ya que la vida de Tina se vio al descubierto. Una mujer que era capaz de vivir con hombres sin casarse, cambiar de parejas abiertamente; andar sola por la calle, no usar medias, fumar en público y salir en la noche a lugares de moda con varios hombres, ¡era de una mujer sin escrúpulos, ni reputación!

También salió en su defensa Carlos Chávez, “He visto las fotografías de Tina Modotti a que se refiere el editorial, publicado hoy, y me parece que es tonto confundir fotografías, obras de arte de desnudo, con viles postales pornográficas”.