La técnica y pericia del sublime pintor realista Claudio Bravo (chileno, 1936-2011) destaca en la exaltación de los temas cotidianos, lo que incluye personajes, bodegones, retratos, animales, cortinajes y empapelados de colores.
Les Baigneurs (The Bathers) (1984) de Claudio BravoKemper Museum of Contemporary Art
Con fuentes de luz en cascada y pinceladas suaves, Bravo captura un estado de ánimo que se asocia profundamente a los sujetos elegidos. Aquí, dos jóvenes se relajan tomando el sol. En esta tranquila escena, uno de los personajes mira directamente al espectador, lo cual cierra el círculo entre el espectador y el personaje.
Potro Rojo (1997) de Claudio BravoKemper Museum of Contemporary Art
Claudio Bravo también pintaba animales, sobre todo después de mudarse a Tánger (Marruecos) en 1972.
El realismo de su trabajo desprende una sensación de calidez, y siempre está acompañado por algún tipo de gesto, aunque sea pequeño, como la pata trasera del caballo ligeramente levantada, lo que da movimiento y vida a su obra.
Bread (1995) de Claudio BravoKemper Museum of Contemporary Art
Las litografías de Claudio Bravo están realizadas con la misma pericia que sus dibujos de grafito. La composición de la rebanada de pan es simple, pero Bravo da un paso más allá pintando el reflejo del pan en la superficie de la mesa. En este trabajo de naturaleza muerta, Bravo también transmite la sensación de paisaje.
Se aprecia un amplio espacio en negativo por encima de la «línea del horizonte», marcada por el posicionamiento horizontal del pan y su parte crujiente, como si fuera un terreno ondulado.
Still Life with Shoes (1993) de Claudio BravoKemper Museum of Contemporary Art
Algunas de las obras de naturaleza muerta de Claudio Bravo parecen retratos. Los objetos universales, pero muy personales, como los zapatos, comienzan a dar más información a los espectadores sobre el tema y sobre el periodo de tiempo en el que vivió esta persona.
Por ejemplo, aquí vemos unas playeras antiguas de Nike. Parece que el personaje se las ha quitado apresuradamente porque tiene un poco de prisa.
Stones and Mortar (1989) de Claudio BravoKemper Museum of Contemporary Art
Esta tranquila escena doméstica de naturaleza muerta nos ofrece una pequeña historia.
A este personaje quizá le guste coleccionar objetos, como lo demuestran las rocas apiladas dentro del mortero que está colocado sobre la mesa pequeña.
Además, podemos ver que la fuente de luz entra más intensamente desde el lado izquierdo de la composición y que las hojas de la planta se arquean hacia esa dirección. En esta obra, se puede apreciar que Claudio Bravo es un experto en añadir color a sus dibujos.
Encargada por Erin Dziedzic, directora de conservación en el Museo de Arte Contemporáneo Kemper.
