Los movimientos expresionistas fueron desarrollados principalmente en Alemania, un país socialmente desazonado en ese entonces, un movimiento artístico nacido de la crisis ideológica y social en los países germánicos, e interpretado como una reacción al cubismo y el impresionismo. El estallido de la Primera Guerra Mundial actuó como elemento aglutinante. Tomaron influencias de la pintura de los post-impresionistas Vincent Van Gogh y Paul Gauguin, cargada de sentimientos y concepciones en su utilización expresiva del color y la gestualidad del trazo y de las obras de Edvard Munch, con un idioma simbólico expresivo pasado por encima de la materialidad, relaciones místicas, religiosas o psicológicas. En la obra del noruego Munch, se evidencia el miedo, la desesperación, la sexualidad atormentada, los celos y la morbosidad. Todos estos son temas que representó para "liberarse a sí mismo de los demonios". El grito, en este cuadro logra expresar el desfallecimiento del hombre ante una realidad cada vez más compleja y confusa.