Artífice del Barroco italiano, el Sassoferrato se formó en el taller de Domenico Zampieri (1581-1641). Su producción se abocó sobre todo a la realización de Madonas, que dieron ejemplo iconográfico a los artistas de las siguientes generaciones.
En esta obra atribuida al maestro, aparece la Virgen con un rostro tierno y vestida en azul y rojo como símbolo de la doble naturaleza de su Hijo. Sostiene a Jesús dormido entre sus brazos. La mano derecha del Niño se apoya en el dedo índice de María, en actitud de unión y resguardo. La cabeza del Mesías, de un tamaño proporcionalmente más grande, recuerda los rostros del pintor renacentista Raffaello Sanzio (1483-1520). La luz que alumbra a los personajes desde el ángulo inferior izquierdo, muestra el acto más bondado del amor salvífico de una madre hacia su hijo.