El artista francés Jean-Baptiste Lallemand era hijo de un sastre de Dijon, quien le enseñó el oficio desde muy temprana edad. En 1745 entró como agremiado a la Academia de San Lucas y dos años más tarde estableció su residencia en Roma. Ahí mantuvo contacto permanente con otros artistas de su generación como Etienne Parrocel, Jean Barbault y el célebre maestro Claude-Joseph Vernet, protegido de Madame du Barry, la favorita de Luis XV. De aquella época datan sus pinturas –hoy perdidas– en el Palazzo Corsini, y varios paisajes que decoran las estancias del Palacio del Quirinal.
Gran conocedor y admirador del género de vedute, Lallemand regresó a Francia en 1761 y estuvo una temporada en Lyon para trabajar en las vistas rurales del Castillo de Mont d’Or. En 1770 volvió a Dijon con la solicitud de realizar numerosos dibujos de paisaje que se publicaron en Viaje pintoresco por Francia, el cual apareció en 12 volúmenes entre 1781 y 1796.
La obra de la colección mexicana –proveniente de la casa Christie’s de Nueva York en 2012– retoma las líneas generales del vedutismo: horizonte bajo con amplia perspectiva, un árbol grandioso como figura central de la composición, arquitectura y macetón de influencia italianizante, y personajes que acompasan la escena. Con influencia de la pintura de Jean-Honoré Fragonard (1732-1806), el artista colocó a un hombre y a una mujer en primer plano, en una cálida despedida.